
El examen oral presenta un nivel de dificultad mayor que el examen escrito.
En el examen escrito el alumno dispone de todo el tiempo del examen para organizar sus respuestas; puede comenzar contestando aquellas que mejor sabe, y utilizar el resto del tiempo para reflexionar y tratar de desarrollar aquellas otras que le resultan más difíciles. Mientras que en el examen oral no dispone de ese tiempo de reflexión; el profesor pregunta y hay que contestarle inmediatamente.
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